by Amnesia.
¿No es la vida cien veces demasiado breve para aburrirnos?
Algo me alegraba hondamente, (como el tour y eso de en ocasiones no pensar en lo que hablo, además de otras tantas cosas que todavía no entiendo…) demasiadas razones, así que mas que un día, fue una consecuencia. No hablare por completo de lo que hice, pero diré que todo tuvo sentido. Al llegar a casa en la noche (de nuevo), baje del coche de un buen amigo para subir al carro de mama, quien minutos antes llamó para decir que habían operado de emergencia a tía alma, así que algo afligidos fuimos al hospital. Dos horas avanzaron en el reloj y una voz dijo que la doctora nos esperaba en el segundo piso. Al llegar hasta ella se suprimió la preocupación, todo había salido bien, mama se alegro, pero después clavo la vista sobre la doctora como por 23 segundos, pensando en algo que no tenia nada que ver con la operación y dijo: “la recuerdo me opero a mi también, el resultado esta aquí, frente a usted” (señalándome) , hace 21 años que no veía a quien me ayudo a llegar al mundo.
Cerca de casa hay un pasillo, que es usado solo en situaciones de verdadero apuro, ya que sirve como un buen atajo. Es un camino abandonado, mal oliente y lleno de baches que colinda con un preescolar, en conjunto forman una estampa desoladora.
Pienso que hay muchas caras para los robos, las de desesperación, las falsas, las fáciles, las enmascaradas, las que todavía no se me ocurren …
La que ven en la foto es la preciosura de mi madre, la veo como un ave fénix, no conozco nada que se haya repuesto a una adversidad como ella.
Puedo andar con los ojos cerrados de por vida y siempre reconocerla por su olor, ese que siempre ha tenido al regresar del trabajo.
Me ha contado historias desde chico, historias de ella misma, de lo que ha vivido, de lo que le han contado, de lo que se le ocurre, de las que te dejan con ideas en la cabeza, de las que por un momento en tu vida son inexorablemente profundas.
Indudablemente nunca ha podido adivinar lo que pienso, como lo postulaban mis creencias de niño, no obstante siempre ha sabido estar ahí (al menos para aclararme la idea de que una madre regularmente no puede adivinar lo que piensa su hijo).
He tenido una pelea con ella, la más fuerte, repentina e incontrolable, tanto que mi puño derecho ha golpeado la pared 5 veces tratando inútilmente que un poco de dolor físico sustituya algo que me destroza emocionalmente. Después de un rato todo se arregla como si aquel momento consecuente de pesadumbres, jamás hubiese ocurrido.